Su autoría
radica en el estilo diferenciador de sus obras así como ciertas características
repetitivas y reconocibles: temáticas de fantasía, empleo de efectos
especiales, escenarios y vestuarios elaborados, grabación en estudio,
fotogramas pintados, etc.
Estos
elementos, sumados al hecho de que Méliès fue pionero
en la mayoría de estas técnicas lo
convierten en un personaje fundamental y emblemático en la historia del cine.
La incursión
de Méliès en la fantasía tiene como antecedente
su trabajo como mago e ilusionista. El proyector fue el medio por él pudo
expandir e incluir la magia, el humo y lo inimaginable dentro de las funciones de
proyección de esa época.
Las
habilidades de Méliès lo llevan a hacer más de 500 títulos
de los cuales se conserva mucho menos de la mitad. Entre ellos, hay quienes
afirman que Méliès es también el pionero en el cine de
terror con su película: Le Manoir du Diable (1896).
Llevando mi
reconocimiento de este director al extremo, más allá del autor, considero que Méliès puede ser más inventor del cine que los mismos hermanos Lumière
porque no sólo creó su propia cámara (Los Lumiere no se la vendieron y se basó
en el animatógrafo londinense para construir la suya) sino que fue el
visionario del cine. Fue quién llevó el séptimo arte a otra plataforma
diferente de los actualités y le salvó del letargo y pesimismo que la familia Lumière
tenía sobre su propio invento.
Méliès realiza toda su obra y desarrolla su
singular punto de vista en un momento en el que no muchas personas podían hacer
cine o tenían acceso a este. Antes de la gran guerra, a Europa llegaban
películas sobre diferentes partes del mundo y se presentaban breves films de
situaciones cotidianas. Debido a su experimentación con el celuloide y su
capacidad para innovar, este hombre puede presentar en su teatro: El Robert
Houdin, obras diferentes y únicas para la época.
La novedad
del cinematógrafo y las actitudes del público frente a las proyecciones (asustarse
ante la llegada de un tren), favorecieron el impacto de Méliès pues este le
ofreció a la gente momentos de fascinación que durarían para todas sus vidas.
Cabezas flotantes, infiernos pintados, espacios irreales y otras atmósferas que
hasta ese momento sólo la literatura podía propiciar.
Como autor,
su influencia a realizadores contemporáneos y generaciones posteriores es
evidente. Chaplin hablaba de George Méliès como “El
alquimista de fuego” y el norteamericano David Griffith (el pionero en el
flashback y el primer plano) decía que le debe todo a este gran director.
La fuerza de
este gran cineasta radica en su valentía y sagacidad porque aunque hizo 500
películas diferentes, sin que actuara en todas, en cada una siempre estuvo – y
estará- presente el alma y pensamientos del gran George Méliès.
Firma de el Ilusionista y Cineasta: George Méliès
Retrato Fotográfico de George Méliès
Uno de los afiches para Le manoir du Diable, George Méliès Pionero en el cine de terror
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